Mira al horizonte con sus ojos de loba, escrutando quién será su siguiente víctima.
Por el día es una dama, por la noche su cuerpo se transforma, se convierte en una máquina de matar, y poco a poco va saciando su sed de sangre con los animales del bosque que encuentra. Pero qué dulce es la sangre humana...si tan sólo pudiera pasar un hombre por allí...